Santiago de Chile, 5 oct (PL) La historia de Chile cambió el 5 de
octubre de 1988 con un plebiscito en el que se impuso el NO a la
dictadura de Augusto Pinochet, pero las celebraciones fueron discretas y
contenidas ante el miedo.
Un
temor que todavía prevalece cada 11 de septiembre en los aniversarios
del sangriento golpe de estado de 1973. Sin embargo, el trigésimo
aniversario del NO es un hecho histórico que se celebra hoy con sobrada
alegría.
Los partidos de centroizquierda se reunirán al final de
la tarde en el céntrico Paseo Bulnes, para un acto masivo político
cultural. Antes lo hará la derecha en el Palacio de La Moneda, iluminado
anoche para rememorar el acontecimiento.
Aunque recibió algunas
críticas en el plano local, la multipremiada película NO de Pablo
Larraín dio mayor visibilidad al suceso que debió romper barreras ante
una atemorizada población duramente reprimida por la junta militar.
Eran ocho años más de Pinochet o el NO, y la alternativa de la mayoría
de los chilenos era poner freno, decir basta a una dictadura que dejó
tanto dolor al país, comentó el expresidente Ricardo Lagos
(centroizquierda).
Precisamente un homenaje al primer mandatario
en democracia que se instaló en La Moneda en 1990, el democristiano
Patricio Aylwin, permitió marcar el éxito de una exitosa pero también
amenaza campaña por el NO.
En la película de Larraín, dos actores
de alto vuelo, el mexicano Gael García Bernal (por el NO) y el chileno
Alfredo Castro (por el SI), protagonizan personajes de ficción que
señalan el hilo conductor del plebiscito.
'Fue una gesta que
implicó la movilización de millones de personas y el trabajo de
organizaciones a lo largo de todo Chile, y que provocó un resultado que
Pinochet no esperaba', declaró Genaro Arriagada a medios locales.
Arriaga fue el jefe de campaña del NO, que junto a otros colaboradores
como el exsenador Carlos Ominami, Ricardo Lagos y los exministros
Adriana Delpiano y Mariano Fernández, participarán este mediodía en un
almuerzo para festejar la fecha.
El dictador, con 15 años de
asesinatos, desapariciones y torturas sobre sus hombros, se lanzó al
ruedo de la consulta bajo una presión internacional más activa que nunca
y advertencias de eventuales fraudes.
'Fue un día que iluminó a
Chile y nos devolvió la democracia', destacó el presidente de la
República, Sebastián Piñera en un acto de tributo a Aylwin.
La
audacia, entrega y tenacidad permitieron la popularidad del eslogan
'Chile, la alegría ya viene...', junto con la determinación de los
partidarios del NO de vigilar in situ las votaciones en las urnas.
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