Luego de viajar con sus padres a España en 1786, con apenas 8 años,
e ingresar en el Seminario de Nobles de Madrid, una institución
aristocrática, pasó con 12 años al Regimiento de Murcia, ingresando como
cadete, gracias a ser hijo de un oficial. Rápidamente, tendría su
bautismo de fuego. Al poco tiempo de iniciar su carrera militar en el
regimiento de Murcia, San Martín pasó a las guarniciones de África en
Melilla. Tuvo su bautismo de fuego a los quince años en 1791, cuando en
la plaza de Orán en Africa, su batallón enfrentó un ataque de moros.
Durante treinta y siete días sufrieron el fuego del enemigo, el hambre y
el insomnio; ganando en esta circunstancia la mención en la foja de
servicios de “valor acreditado”. Fue la tropa de granaderos del Murcia
la que protegió el reembarco de las tropas españolas que abandonaron esa
región norafricana. La última bandera de España en replegarse fue, por
tanto, la de los granaderos del Murcia, entre los cuales se encontraba
el soldado niño José de San Martín. De Africa pasó con su regimiento al
ejército de Aragón en 1793, y de éste al de Rosellón, mandado por el
general Ricardos, que combatía contra la invasión del ejército francés.
Ricardos era un excelente táctico, de quien San Martín debió recoger
muchas enseñanzas. Al pie de los Pirineos orientales, rechazó en veinte
días tres ataques generales y triunfó en once combates parciales contra
el enemigo. En la mayor parte de esos combates se distinguió José
Francisco, valiéndole su desempeño un ascenso a Segundo Subteniente del
regimiento de Murcia. En esta guerra contra Francia también participaban
–aunque en otros cuerpos del ejército español- sus hermanos Manuel
Tadeo y Juan Fermín. Muerto el General Ricardos en un combate y vencido
el ejército español, se tuvieron que replegar a Colliore, cuya plaza fue
defendida fuertemente hasta que el ejército fue obligado a capitular.
Esta acción le valió un ascenso a Teniente Segundo, en 1795. Napoleón
Bonaparte Este ciclo de la guerra con Francia finalizó con el tratado de
Basilea (1795) por el cual Napoleón obligó a España a convertirse en su
aliada. España entraba de esta manera, en guerra contra Inglaterra.
Esta última atacó con su flota a la escuadra española en el Cabo de San
Vicente, en 1797. Entre 1797 y 1798 San Martín combate a los ingleses,
como infante de Marina, ya que el regimiento de Murcia fue embarcado con
esa función, y en junio de 1798 es derrotado y apresado por los
ingleses, permaneciendo prisionero -bajo palabra- hasta 1801. La
escuadra hispana que en aquella lucha perdió cuatro de sus mejores
naves. Así, San Martín recibió su bautismo de fuego en el mar. En 1801,
junto al Batallón de Voluntarios de Campo Mayor enfrentaba a los
ejércitos portugueses con motivo de la guerra declarada por Carlos IV
ese año. A fines de mayo de 1801, con el apoyo francés, asistió a la
toma de la plaza de Yelves; a la acción de Campomayor y al sitio de
Olivenza; y en diciembre de 1802 es nombrado 2º Ayudante del
recientemente creado Batallón Nº 11 de Infantería Ligera de voluntarios
de Campo Mayor.Cuando se firmó la paz de Amiens en 1802, su regimiento
participó del bloqueo de Gibraltar y de Ceuta.En Cádiz fue ascendido a
Capitán Segundo de su regimiento de Campo Mayor, en 1804. Allí debió
prestar servicios para combatir la epidemia de cólera que azotaba a la
población. Además, en Cádiz entró en contacto con jóvenes americanos,
como Bernardo O`Higgins y Miguel Carrera, en cuyas cabezas comenzaban a
germinar ideas de libertad del dominio español y que, en su mayoría,
formaban parte de sociedades patrióticas como la Logia Lautaro, filial
de la Gran Reunión Americana, fundada en Londres por el venezolano
Francisco Miranda. También allí recibió noticias de que la población
rioplatense había rechazado la invasión de tropas inglesas. Fernando VII
de España Cuando el gobierno de Portugal desobedeció el bloqueo
continental declarado por Napoleón al arribo de mercadería británica a
Europa, las tropas franco-hispanas invadieron Portugal. En esas acciones
participó José Francisco que ya preveía la claudicación del gobierno
español ante el francés. A esta situación se sumaron las discordias
entre el rey Carlos IV y su hijo Fernando, aprovechados por Napoleón
para dominar por completo a España. El pueblo español no iba a tolerar
sumiso esa dominación. La primera reacción se tradujo en el movimiento
del 2 de mayo de 1808 en Madrid, del cual participó Manuel Tadeo,
hermano de San Martín. Aunque este movimiento fue sofocado, la rebelión
continuó. San Martín se encontraba en Cádiz como edecán del General
Francisco María Solano Ortiz de Rosas, quien fue muerto por el pueblo
acusado de traidor, ya que apoyaba a los franceses. San Martín trató de
frenar a la multitud, pero no lo logró y salvó milagrosamente su vida;
tuvo que salir de incógnito con rumbo a Sevilla, en donde continuó al
frente del Regimiento Campo Mayor. Había sido ascendido a mayor general
en junio de 1808. Por sus aptitudes organizativas, José Francisco fue
convocado por el marqués de Conpigny, como Mayor General de las tropas
al mando de Don Francisco Torres Valdivia en el reino de Jaen,
pertenecientes a la segunda división que mandaba el Marqués de Conpigny.
Destinado al Ejército de Cataluña, San Martín fue agregado al
regimiento de caballería Borbón. Se iniciaban operaciones contra los
ejércitos napoleónicos. San Martín encabezaba las guerrillas de la
avanzada española que en Arjonilla (28 de junio de 1808) enfrentaba al
ejército francés y lograba desbaratarlo. En mérito a este hecho, la
Junta de Sevilla le otorgó el grado de Capitán agregado al Regimiento de
Caballería de Borbón. Días más tarde, cargó contra un destacamento en
La Cuesta del Madero, al que venció logrando varios prisioneros. Pocos
días después, el 16 de julio, atacó en Andújar a un convoy de los
franceses, ocasionándoles varias bajas. Este enfrentamiento presagiaba
la victoria que las fuerzas españolas obtuvieron en Baylén (19 de julio
de 1808), con 19.000 prisioneros, 40 cañones, 20 carros de artillería y
4000 caballos. Por su heroico comportamiento en esa batalla, San Martín
recibió el grado de Teniente Coronel y una medalla de honor. Al frente
de su regimiento de caballería de Borbón, que integraba el ejército de
Andalucía, participó en la toma de Madrid luego de la derrota francesa
de Bailén y su posterior capitulación en Andújar. En noviembre de 1808
el cuerpo de San Martín integraba el Ejército de Andalucía que, con
restos de otros ejércitos, conformó el denominado “Ejército del Centro”
al mando del General Castaños. En pleno repliegue español hacia el río
Queiles, San Martín dirigía las guerrillas españolas que dificultaban el
avance francés. A fines de 1808 por una afección a las vias
respiratorias –que lo acompañaría toda su vida- estuvo de licencia con
goce de sueldo. En 1809, luego de una prolongada enfermedad, es
trasladado a Sevilla, agregado a la Junta Militar de Inspección y en
junio se reincorpora al ejército de Coupigny -noble francés que luchaba
en el bando español- siendo designado ayudante del mismo, el 25 de
agosto de 1810. Como oficial del ejército español participó de la
batalla de Albuera (15 de mayo de 1811) y, junto a las fuerzas de
Inglaterra y Portugal al mando del general Beresford, –el mismo que
cinco años antes había rendido sus banderas en Buenos Aires- lucharon
contra los ejércitos franceses. Para esta época se conoció en Cádiz la
noticia de la decisión tomada en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810.
Entre sus compañeros de armas y de ilusiones por ver una América
independiente se encontraban Carlos María de Alvear y el chileno José
Miguel Carrera. La experiencia ganada a partir del combate contra moros,
franceses, ingleses y portugueses iba a jugar a favor de sus planes en
América. En julio de 1811, se le confiere el cargo de Comandante
Agregado al Regimiento de Dragones de Sagunto, cargo del que nunca tomó
posesión ya que en agosto de ese año presentó su solicitud de retiro con
uso de uniforme y fuero militar, con el objeto de pasar a América a fin
de “arreglar sus intereses”. Luego de veintiún años sirviendo en
España, decidió retornar a su lugar de origen y –como
señaláramos-presentó solicitud de retiro del ejército español. Al mismo
tiempo, solicitó permiso para trasladarse a Lima donde, según expresó,
tenía que velar sus intereses. El permiso le fue concedido. Poco
después, pasaba a Inglaterra y desde allí al río de la Plata para
iniciar el camino de la Libertad Americana. A través del desempeño en su
carrera militar, cultivó importantes logros en la lucha contra los
moros en el norte de África y contra los franceses en España. La
experiencia capitalizada resultó de utilidad en América e hizo
fructificar la independencia de Sudamérica. Su bravura y valentía pueden
advertirse en las palabras de sus superiores, tal el caso del Teniente
Coronel don Juan de la Cruz Mourgeón en el parte de la Batalla de
Arjonilla y en el resumen de sus intervenciones militares en España
hasta 1809.